EL SEÑOR OS HA ESPERADO AQUÍ EN ESTA MONTAÑA

Giovanni Paolo II, 24/03/2000

Ordenación del primer presbitero maronita que se ha formado en el Seminario RM de Galilea

 

(Haifa, viernes, 23 de junio) La palma de la mano del obispo se apoya sobre el qurban, las especies eucarísticas consagradas, y la otra sobre la cabeza del candidato al sacerdocio. Es uno de los muchos gestos intensos y llenos de significado que se han dado en la liturgia en la cual Rodi Noura, libanés católico  de rito maronita, en Haifa (Israel), ha sido ordenado sacerdote por S. E. Mons. Moussa El-Hage, Arzobispo maronita de Haifa y de Tierra Santa.

La parroquia latina de San José se ha abarrotado de fieles en una celebración serena y participada, amenizada por muchos cantos orientales, en la cual se ha rezado en árabe por el Papa Francisco y por los prelados de la Iglesia Maronita de Antioquia de Tierra Santa. Así mismo no han faltado oraciones y plegarias en sirio y arameo, la lengua que hablaba Jesús.

En la homilía, el obispo ha proclamado: “Hoy recogemos el fruto de una vocación nacida de una comunidad determinada, en nuestra comunidad”. De hecho, esta vocación es un signo fuerte si consideramos que los fieles de rito maronita son una minoría dentro de la minoría cristiana en Israel.

Por otra parte, el nuevo sacerdote es un refugiado. Huyó del sur del Líbano en el año 2000 con su familia, salvando así sus vidas.

“Las dificultades y las pruebas no han podido apagar la luz de la fe, conservada en la familia y después madurada en el seminario Redemptoris Mater de Galilea, en el cual Rodi se ha formado”, dijo Mons. Moussa, al lado del cual han concelebrado varios sacerdotes maronitas, latinos y greco-católicos.

La celebración ha sido animada por un coro maronita, con sus instrumentos tradicionales, y por los seminaristas con sus salmos cantados. Tales seminaristas son compañeros de clase y de misión de Rodi; jóvenes provenientes de diferentes naciones, que además caminan junto con los hermanos árabes en las comunidades del Camino Neocatecumenal en el norte de Israel.

Han sido emblemáticos los signos litúrgicos de la ordenación, en la cual se ha seguido el rito maronita. Entre estos destaca el uso del velo humeral, que simboliza el misterio y la dignidad de la consagración. También destacan la imposición simbólica del “yelmo de la fe” (una estola que cubre la cabeza) y la faja para “ceñir los lomos” como símbolo de la castidad. Muy significativo también el simbolismo de la bendición que surge de las especies eucarísticas.

Tras la conclusión de tales invocaciones, el recién ordenado, vestido con la estola (batrashil), ha recorrido en procesión la nave central de la Iglesia, llevando sobre la cabeza el cáliz con la sangre de Cristo, entre grandes aplausos de los fieles, que conmovidos y llenos de alegría, contemplaban un gesto tan insólito como expresivo.

“Tuvimos que huir de nuestra tierra y de nuestra casa en un pestañear de ojos –   recuerda Rodi-. Mi padre llamó por teléfono para avisarnos de que en 15 minutos teníamos que salir, dejándolo todo y sin poder mirar para atrás. Yo tenía 13 años, por lo que esta ruptura con mi tierra natal y nuestro posterior asentamiento en Israel, ha sido un acontecimiento doloroso, que en los años siguientes provocó en mí dudas y muchas preguntas sobre Dios. Una verdadera crisis.” Habla con serenidad y con una firmeza que sorprende a sus 30 años. “Por supuesto no pensaba hacerme cura, ni quería estar en Israel, ni tenía ya ganas de ir a la Iglesia; sobre todo lamentaba haber nacido en esa familia. Sin embargo, gracias a las catequesis que escuché en el Camino Neocatecumenal, en los últimos años he descubierto que Dios se ha servido de ese sufrimiento para transformarlo en una cruz gloriosa, una oportunidad para encontrarme con Él y con su amor hacia mí. En las manos de Dios todo se transforma”.

El joven cuenta todo esto con su padre al lado, un hombre de mirada grave y al mismo tiempo mansa, que ha arriesgado mucho a causa de la guerra en el sur del Líbano. Un conflicto para muchos desconocido del que se ha hablado poco. Hoy Rodi, al servicio de la Iglesia Maronita, es un testigo entre su gente de que el anuncio del Evangelio cura y salva.

Es el décimo presbítero ordenado, una vocación madurada en la comunidad de Me’elia, en la Alta Galilea, y en el Redemptoris Mater, seminario internacional latino erigido hace casi 10 años sobre el Monte de las Bienaventuranzas. Dicho centro acoge vocaciones de Tierra Santa y de países más lejanos (Latinoamérica, Polonia, Canadá, Italia, España,…), así como candidatos provenientes de otras iglesias católicas orientales. Todos se forman para servir a la Iglesia local, estando siempre abiertos a la misión universal, aunque especialmente orientados hacia Oriente Medio.

El pasado 10 de junio el Administrador Apostólico Mons. Pierbattista Pizzaballa ha ordenado dos sacerdotes para el Patriarcado Latino de Jerusalén: Giovanni Falorni, de Toscana (Italia), y Juan Manuel Silva López, colombiano. Son así tres los italianos ordenados: Davide Meli, Paolo Alfieri y Giovanni.

Sara Fornari